Álvaro Siza y la arquitectura del paisaje, el caso de la Piscina de Leça de Palmeira

 

La arquitectura de Álvaro Siza se distingue por una profunda relación con el paisaje y el tiempo. Este enfoque no busca imponerse sobre el entorno, sino vincularse a él, reinterpretarlo a través de la intervención arquitectónica.

En este sentido, sus proyectos pueden entenderse como partes de una narración más amplia, donde el lugar, la memoria y la percepción sensorial juegan un papel central. Para el arquitecto, la arquitectura no es un objeto aislado, sino un acontecimiento que se lleva a cabo en el paisaje, una obra que captura y transforma un instante en el tiempo.

Esta forma de ver se hace evidente en muchas de sus obras, desde proyectos urbanos hasta algunas de sus edificaciones. Sin embargo, uno de sus trabajos más importantes en términos de integración con el paisaje es la Piscina de Leça de Palmeira. En este proyecto, se desarrolla un lenguaje arquitectónico que enfatiza la continuidad entre lo construido y lo natural, utilizando el diseño para potenciar la relación del usuario con el entorno.


 

El paisaje como material de proyecto

El paisaje no es un simple fondo sobre el cual se construyen los edificios, sino un material más de la arquitectura. Siza concibe sus proyectos como “una serie de variaciones sobre el tema de la relación entre el edificio y el sitio, entre la arquitectura y la ciudad o el paisaje. “  Esta idea se refleja en su manera de intervenir el entorno: en lugar de buscar un borrón y cuenta nueva, Siza trabaja con los elementos preexistentes, ya sean naturales o históricos, y los incorpora en la nueva configuración espacial.

En la Piscina de Leça de Palmeira, este enfoque es particularmente evidente. El proyecto está ubicado en una zona de costa rocosa, donde el mar Atlántico golpea con fuerza contra las piedras. En lugar de construir un objeto arquitectónico que contraste con el paisaje, el arquitecto diseña una serie de piscinas al aire libre que se integran con la topografía natural. Destaco la forma en que organiza el recorrido del visitante. El acceso se da a través de un sendero que desciende gradualmente hacia el nivel de las piscinas, generando una sensación de transición entre la solidez del terreno y la fluidez del agua. En este trayecto, el usuario pasa por una serie de pasadizos oscuros y angostos, lo que enfatiza la percepción del cambio de escala y la inmersión progresiva en el paisaje.



La disposición de los muros de hormigón es otro elemento importante en la experiencia espacial del usuario, estos muros al estilo de Frank Lloyd Wright, permiten estructurar la circulación, enmarcar vistas y crear contrastes entre espacios cerrados y abiertos. Desde lo alto del paseo marítimo, la presencia de la piscina es sutil. Sin embargo, al recorrer el interior del complejo, la arquitectura se revela como una serie de encuadres cuidadosamente diseñados para dirigir la mirada hacia el horizonte oceánico.

La materialidad del proyecto refuerza esta integración con el entorno, debido a que el hormigón en tonos terrosos, la cubierta de madera oscura de los vestuarios contribuye a la idea de que la piscina es una especie de “ruina moderna”, un espacio construido que parece haber existido siempre en ese lugar.

La arquitectura de Siza es profundamente fenomenológica ya que está diseñada para ser experimentada a través de los sentidos. En la Piscina de Leça, los materiales, la luz y el agua se combinan para crear una atmósfera única. La lámina de agua de las piscinas, completamente horizontal, contrasta con el oleaje del Atlántico, reforzando la dualidad entre naturaleza y artificio.

La luz natural también juega un papel fundamental en el proyecto. A lo largo del día, las sombras proyectadas por los muros de hormigón cambian la percepción del espacio, creando una sensación de movimiento incluso en los elementos más estáticos. Esta interacción entre luz y sombra es una constante en la obra de Siza.


La memoria del lugar

Un lugar donde las capas del pasado se superponen y dialogan con las nuevas intervenciones. En este sentido, la Piscina de Leça no solo se inserta en el paisaje físico, sino también en la memoria colectiva del lugar.

Antes de la construcción de la piscina, la gente ya utilizaba las depresiones naturales entre las rocas para bañarse en el mar. Siza retoma esta tradición y la transforma en una arquitectura contemporánea que respeta la historia del sitio. De esta manera, la piscina no es una imposición sobre el paisaje, sino una continuidad de su uso ancestral.

Este enfoque se alinea con la idea de que la arquitectura no es un objeto fijo, sino un proceso en constante evolución. Para el arquitecto, “los arquitectos no inventan nada, solo transforman la realidad”. Así, la Piscina de Leça es un ejemplo de cómo la arquitectura puede intervenir en un entorno sin destruirlo, sino resaltando sus cualidades y haciéndolo más accesible para el ser humano.



Referencias

·        Curtis, W. (1994). Alvaro Siza: Una arquitectura de bordes. El Croquis, (68-69), 33-44.

·        Curtis, W. (2000). Notas sobre la invención: Álvaro Siza. El Croquis, (68/69+95), 246-255.

·        Moneo, R. (1993). Un lenguaje sin alardes. A&V, (40), 3.

·        Portas, N. (1972). Note sul significado dell’architettura di Álvaro Siza nell’ambiente portoghese. Controspazio, (9), 17.

·        Quesada García, S. (2025). El acontecer del paisaje. Álvaro Siza [Lección 9]. Universidad Nacional de Colombia.


Comentarios

  1. Es interesante la forma en la que relaciona la obra de Álvaro Siza con el paisaje y el tiempo, este último es un factor que no suele ser considerado en la creación arquitectónica. Me gusta que tome sus proyectos como parte de una narración, lo cual para mí tiene coherencia por la forma en la que establece recorridos a través de una serie de espacios que, si bien tienen su singularidad, se intersectan armónicamente, creando un lugar en su totalidad lleno de matices.

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  2. El texto plantea un análisis detallado sobre la manera en que Álvaro Siza entiende la arquitectura como un acontecimiento en el paisaje, más que como un objeto aislado. Se destaca la sensibilidad con la que la Piscina de Leça de Palmeira dialoga con su entorno, integrándose de manera fluida con la topografía y la memoria del lugar. La concepción del paisaje como un material de proyecto y la noción de la arquitectura como una continuidad con lo preexistente refuerzan la idea de una intervención respetuosa, donde lo construido potencia las cualidades del sitio en lugar de imponerlas. La materialidad, el recorrido y la relación entre naturaleza y artificio se presentan como estrategias fundamentales en la obra de Siza.

    No obstante, surge la cuestión de hasta qué punto esta aproximación fenomenológica es universalmente accesible. La experiencia del usuario en la Piscina de Leça está cuidadosamente diseñada para generar una transición sensorial progresiva, pero ¿cómo varía esta percepción según la subjetividad de cada visitante? Además, el concepto de “ruina moderna” sugiere una integración natural con el paisaje, pero plantea interrogantes sobre la permanencia y el envejecimiento de la arquitectura: ¿hasta qué punto una obra puede mantenerse como parte orgánica del entorno sin convertirse en una intervención que, con el tiempo, adquiera una presencia invasiva?

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