Arquitectura y Topografía

 Ana Milena Gomez Gelves

La arquitectura, en su esencia, no solo es la construcción de formas sobre un territorio, sino una interacción profunda con la topografía misma. David Leatherbarrow, en sus estudios sobre arquitectura y topografía, sostiene que la topografía no es un simple soporte inerte, también es un resultado de las actividades e interacciones humanas. Esta perspectiva nos lleva a reflexionar sobre los espacios intermedios o de transición, aquellos que median entre la topografía natural y la artificial, estableciendo una conexión fluida entre ambas.

Dalibor Vesely introduce el concepto de capa topológica, señalando que el suelo es el único elemento constante en nuestra orientación espacial. Aunque cerremos los ojos, seguimos sintiendo su presencia, guiándonos y proporcionando estabilidad. Esta idea es crucial para entender cómo la arquitectura puede integrarse en el paisaje en lugar de imponerse sobre él. Estos espacios intermedios pueden entenderse como un vínculo geométrico entre la topografía natural, representada por la horizontalidad del terreno, y la arquitectura, que se eleva verticalmente. En este sentido, actúan como una transición fluida que armoniza ambos elementos. El diseño arquitectónico debería responder a la topografía de manera orgánica, en lugar de alterarla drásticamente.

Un claro ejemplo de esta integración es la escalera externa de la Villa Garches, cuya disposición diagonal facilita la conexión entre la edificación y el jardín, permitiendo un tránsito fluido entre los distintos niveles del terreno. La escalera externa de la Villa Garches puede interpretarse como un puente entre la edificación y el jardín, logrando una conexión fluida entre los distintos niveles del terreno. Su disposición diagonal responde tanto a la geometría del proyecto como a la necesidad de generar una transición gradual entre el espacio construido y el entorno natural. La escalera no es simplemente un objeto funcional, sino un elemento que da sentido al recorrido.

El concepto de espacio intermedio también se vincula con la regulación térmica, como lo señala Adolf Loos. Para él, los espacios tienen su propia temperatura, determinada por las actividades que en ellos se realizan. Así, los espacios de transición actúan como reguladores ambientales, modulando la interacción entre el interior y el exterior. En la Villa Garches, la escalera externa no solo facilita la conexión espacial, sino que también regula la temperatura entre la terraza, concebida como una extensión construida, y el jardín, representando la continuidad del paisaje natural, generando un equilibrio climático.

Además de sus implicaciones térmicas, los espacios intermedios desempeñan un papel fundamental en la experiencia del usuario. Kevin Lynch, en su estudio sobre la imagen de la ciudad, enfatiza cómo los recorridos y transiciones influyen en la percepción del espacio. En este sentido, los espacios intermedios no solo establecen conexiones funcionales, sino que enriquecen la experiencia del usuario al permitir una transición gradual entre diferentes condiciones espaciales y ambientales. La escalera de la Villa Garches, por ejemplo, no solo es un medio de circulación, sino un espacio de permanencia y contemplación, ofreciendo nuevas perspectivas sobre el jardín y la edificación.

Podemos entender estos espacios intermedios como una analogía geométrica: si la topografía natural representa un cateto horizontal y la arquitectura un cateto vertical, los espacios intermedios funcionan como la hipotenusa, estableciendo una relación armónica entre ambos elementos. Estos principios pueden extrapolarse a contextos urbanos contemporáneos, donde la relación entre la topografía natural y la artificial es aún más crítica. En ciudades con terrenos accidentados, las soluciones arquitectónicas deben adaptarse al relieve, generando espacios intermedios que favorezcan el tránsito y la habitabilidad. Un ejemplo de esto se encuentra en las laderas urbanizadas de América Latina, donde los espacios de transición como escalinatas, terrazas y pasajes peatonales no solo facilitan el desplazamiento, sino que también estructuran la vida comunitaria.

La importancia de estos espacios radica en su capacidad para dejar huellas de la interacción humana con el entorno. Leatherbarrow señala que la arquitectura topográfica es heterogénea, compuesta por múltiples capas, niveles y escalas que se entrelazan en un collage de elementos cercanos y lejanos. Esta visión nos invita a pensar en el diseño arquitectónico no como una imposición sobre el paisaje, sino como una negociación con él.

Más allá de la funcionalidad, los espacios intermedios también cumplen una función simbólica y social. En diversas culturas, los patios, corredores y terrazas han servido como puntos de encuentro y socialización. En la arquitectura japonesa, por ejemplo, el engawa, un espacio de transición entre el interior y el exterior, actúa como un umbral que facilita la interacción entre la vivienda y su entorno. Este principio puede aplicarse en contextos urbanos, donde los espacios de transición pueden fomentar la interacción social y la apropiación del espacio público.

En conclusión, la arquitectura debe integrarse en el espacio en lugar de imponerse sobre él. La relación entre la topografía natural y la artificial, mediada por espacios intermedios, permite no solo una mejor adaptación al entorno, sino también una experiencia más rica y significativa. La escalera de la Villa Garches ejemplifica cómo la arquitectura puede servir de puente entre lo natural y lo construido, enriqueciendo nuestra percepción y vínculo con el paisaje. Entender la arquitectura como una extensión de la topografía y no como su negación permite diseñar espacios que dialoguen con el territorio, respetando su identidad y potenciando su habitabilidad. En un mundo donde la urbanización avanza sobre terrenos cada vez más complejos, la capacidad de diseñar con la topografía en mente se vuelve esencial para la sostenibilidad y la calidad de vida en las ciudades.



Comentarios

  1. Importante apreciación frente al terreno como elemento donde el lugar toma papel y cobra existencia, donde la conciencia sigue presente a pesar de la ausencia de varios sentidos, como el eje horizontal donde la arquitectura se asienta y toma forma adecuada a las condiciones del terreno como acumulación de memorias a través del tiempo.

    Importante el significado de los espacios y elementos intermedios, como mediadores entre el terreno propiamente natural y el objeto arquitectónico "artificial" son fundamentales en el desarrollo de la arquitectura y son elementos que integran al proyecto con la naturaleza, dotándolos de una cualidad de gradación muy necesaria en la incorporación de la arquitectura a la naturaleza o la naturaleza a la arquitectura.

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  2. Resulta interesante cómo el texto desarrolla el concepto de espacios intermedios a través de una analogía geométrica, donde la topografía natural es un cateto horizontal, la arquitectura un cateto vertical y estos espacios funcionan como la hipotenusa que los conecta de manera fluida. Logras explicar un tema complejo de una forma muy puntual. Además esta visión matemática de la transición entre lo natural y lo construido se enriquece al vincularse con dimensiones más subjetivas, como lo simbólico y lo social. creo que es importante no quedarse en una postura objetiva o subjetiva, por el contrario mediar con ambos mundos eleva el proceso arquitectónico

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