Dos lenguajes, Un mismo principio: Un Diálogo entre el Museo Judío de Berlín y la Iglesia de la Luz
Universidad Nacional De Colombia
Laura Daniela López Valderrama
2024-2s
En el umbral de la arquitectura, el espacio se convierte en
un eco de la historia, en un murmullo de luz y sombra que susurra significados
invisibles. No es un simple contenedor de vida, sino una piel extendida de la
memoria, un tejido vibrante entre el cuerpo y el vacío. Cada muro, cada
abertura, cada sendero que atraviesa la piedra es una palabra en un idioma que
no se pronuncia, pero se siente. En este lenguaje silencioso, dos obras emergen
como manifestaciones opuestas de una misma verdad: el Museo Judío de Berlín de
Daniel Libeskind y la Iglesia de la Luz de Tadao Ando. Dos espacios que no solo
se construyen con materia, sino con ausencia y presencia, con dolor y
esperanza, con desorientación y quietud.
Tomado de:
https://co.pinterest.com/gonobobel/
La Arquitectura como Creación de Espacio
En su teoría sobre la arquitectura, Schmarsow argumenta que
esta no es solo la construcción de objetos físicos, sino la configuración del
espacio en relación con el ser humano, idea que se materializa de manera
opuesta en el Museo Judío de Berlín de Daniel Libeskind y en la Iglesia de la
Luz de Tadao Ando. Mientras que el primero fragmenta el espacio como reflejo de
la pérdida y la ausencia, la segunda lo depura en un acto de serenidad y
contemplación. La arquitectura de Libeskind es una herida abierta en el tejido
urbano, una estrella de David rota donde el recorrido es una experiencia de
desorientación, donde los vacíos y las inclinaciones evocan el trauma del
Holocausto. Ando, en cambio, crea un recinto de luz y sombra donde la geometría
pura y el equilibrio espacial invitan a la introspección. Ambos espacios
trascienden la función constructiva y se convierten en narrativas habitables
que, como plantea Schmarsow, demuestran que la arquitectura es un lenguaje que
moldea la percepción, la memoria y la experiencia humana.
Tomado de:
https://co.pinterest.com/pin/292311832082768153/
El espacio como extensión del cuerpo Humano
La arquitectura, según Schmarsow, no es solo la construcción
de objetos físicos, sino la configuración del espacio en relación con el ser
humano, y en este sentido, el Museo Judío de Berlín de Daniel Libeskind y la
Iglesia de la Luz de Tadao Ando ejemplifican dos formas radicalmente distintas
de generar experiencias espaciales significativas. Libeskind fragmenta el
espacio en un recorrido de desorientación y vacío, donde la arquitectura es
memoria y la pérdida se traduce en fisuras y vacíos; por el contrario, Ando
estructura un espacio de luz y sombra donde la contemplación y la serenidad
emergen de la geometría pura y el equilibrio. Ambas obras confirman la premisa
de Schmarsow de que la arquitectura es una extensión del cuerpo humano y un
medio de comunicación, donde la tipología, la orientación y la visibilidad no
solo dan forma a los edificios, sino que construyen narrativas espaciales que
guían la percepción y la experiencia del usuario, demostrando que el espacio
arquitectónico no es un ente pasivo, sino una manifestación activa del
pensamiento y la historia humana.
Tomado de: https://www.flickr.com/
Espacio, Tipología, Orientación y Visibilidad como Acto
de Comunicación
Tanto en Berlín como en Osaka, la arquitectura no es solo
una organización del espacio, sino un mensaje. Schmarsow sugiere que la
arquitectura comunica, y en estos dos casos, cada decisión tipológica, cada
elección de orientación y cada manipulación de la visibilidad refuerza una
narrativa específica.
En el Museo Judío, la orientación del recorrido es
deliberadamente desordenada. No hay una “ruta correcta”, sino que el visitante
se encuentra con tres caminos: uno hacia la memoria, otro hacia el exilio y
otro hacia la continuidad. La visibilidad dentro del edificio es restringida;
muchas de sus aperturas son estrechas y fragmentadas, generando la sensación de
que algo falta, de que algo se ha perdido.
Tomado de: https://libeskind.com/work/jewish-museum-berlin/
En la Iglesia de la Luz, en cambio, la orientación es
precisa: el altar es el punto focal, iluminado por la cruz recortada en el
muro. No hay ventanas convencionales, solo la luz penetrando la oscuridad en
una metáfora visual del cristianismo. La tipología misma de la iglesia es
reducida a su esencia: un simple volumen que condensa el acto de la fe en un
gesto de luz.
Tomado de:
https://co.pinterest.com/arnostblazej/
Tanto el Museo Judío de Berlín como la Iglesia de la Luz
encarnan la idea de Schmarsow de que la arquitectura no es solo una
construcción material, sino una experiencia vivida. Libeskind crea un espacio
de ruptura, diseñado para comunicar pérdida y memoria a través de la
fragmentación y el desorden. Ando, por su parte, diseña un espacio de
serenidad, donde la luz y la geometría pura invitan a la introspección.
Ambos edificios muestran que el espacio arquitectónico no es
solo un resultado físico, sino un lenguaje en sí mismo: un medio a través del
cual la historia, la emoción y la espiritualidad se vuelven tangibles. En la
intersección de estas dos obras, encontramos una verdad fundamental: la
arquitectura, cuando se experimenta plenamente, no solo se habita, sino que se
siente, se interpreta y se recuerda.
Tomado de: https://co.pinterest.com/thatsgenia/ y archdaily,co
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