El cuerpo, el espíritu, la luz y el vacío.
La relación entre el cuerpo y el espacio es un tema de interés a lo largo de las clases se va explorando con diferentes referentes de distintas disciplinas. En esta clase al explorar las perspectivas de Eduardo Chillida y Luis Barragán pudimos indagar
conceptos como la abstracción, el vacío, y la relación entre el ser humano y su entorno además de la idea de que la relación con el entorno es dada por el cuerpo humano, y se convierte en una herramienta clave para que el espacio cobre sentido.
Con Eduardo Chillida, a través de su obra vemos un proceso de abstracción a partir de la mano, en el cual el enfoque se encuentra en el vacío junto con el juego de escalas enseña cómo el espacio no es solo un contenedor de objetos, sino un factor activo en la percepción del mundo. Para este artista, el vacío no es como tal la ausencia de algo, sino una presencia que interactúa con el cuerpo. Esta se relaciona con la arquitectura de Luis Barragán, quien muestra una preocupación por lo local y lo universal, y en base a esto diseñó espacios que dialogan con la naturaleza e incitan la introspección personal. La Casa Estudio del arquitecto, ubicada en la Ciudad de México, es un ejemplo de cómo la arquitectura puede materializar sus ideas, siendo construída como un espacio para habitar y reflexionar, la casa combina muy bien lo funcional con lo simbólico. En el diseño de la casa, se utiliza el vacío como un instrumento para generar calma e invita a la contemplación; Las transiciones entre los espacios están pensadas para que por medio de la luz, el color y los materiales guíen la experiencia del visitante. Adicionalmente a esto, la casa al incorporar la naturaleza mediante los jardines y patios especialmente cuidados por él, refuerzan la conexión entre el espectador y su entorno transmitiendo que el proyecto en sí es un espacio pensado como un lugar donde el cuerpo y el espíritu pueden encontrar armonía.
Otros ejemplos que buscan entablar relación con el espíritu mediante la arquitectura podrían ser la Iglesia de la Luz de Tadao Ando y la Capilla de Notre Dame du Haut de Le Corbusier. El primer proyecto muestra cómo la arquitectura puede despertar el lado espiritual mediante la interacción entre el cuerpo, el espacio y la luz. La forma en sí es un volumen rectangular atravesado por una cruz formada por la intersección de dos cortes hechos en el concreto, la luz natural se filtra por las aperturas y transforma el espacio interior con sentido simbólico espiritual que invita a la introspección. El vacío y la luz al juntarlos enfatizan de una manera bastante clara el carácter espiritual del espacio, invitando al visitante a reflexionar y a sentirse en comunión con “algo más grande que sí mismo” que en este caso es Dios. La Iglesia de la Luz muestra cómo un diseño que algunos podrían catalogar como simple puede influir en el cuerpo, la mente y el espíritu, creando un espacio que va más allá de lo físico.En cuanto a la Capilla de Notre Dame du Haut es otra muestra de cómo al trabajar juntos la luz y el espacio pueden transformar un edificio en una experiencia emocional. El diseño de la capilla, por medio del contraste de las paredes gruesas e inclinadas y las aperturas irregulares y coloridas, permite que la luz entre al proyecto de formas inesperadas, generadas por todo tipo de juegos de sombras y reflejos que enriquecen la experiencia de quienes la visitan. Este espacio no solo invita a la introspección que requiere la fé, sino que también remarca la importancia de nuestro cuerpo en la percepción del entorno, al pensar cuidadosamente el cambio de la luz y las sombras dependiendo de la posición y el movimiento del visitante dentro del espacio. Ambos ejemplos utilizan el vacío y la luz para crear un diálogo entre lo material y lo sensorial, reafirmando el papel que tiene el cuerpo en la arquitectura. Ambos también muestran la gran herramienta que puede ser el vacío para crear una relación entre el cuerpo y el espacio en la arquitectura.
En lo descrito anteriormente podemos ver que mientras Luis Barragán utiliza el vacío para entablar una conexión con la naturaleza, Tadao Ando y Le Corbusier lo emplean para crear espacios espirituales que enfatizan la relación del cuerpo con la luz. En todos, el cuerpo no es un actor pasivo, sino un participante activo que da sentido al espacio que habita.

Imagen tomada de:https://www.turismoreligioso.travel/patrimonio/chapelle-de-notre-dame-du-haut/
El texto presenta una interesante exploración sobre el vacío como elemento articulador entre cuerpo y espacio en la arquitectura, conectando las ideas de Chillida, Barragán, Ando y Le Corbusier. Sin embargo, sería interesante cuestionar si el vacío siempre genera un espacio contemplativo o si puede provocar otras respuestas emocionales o físicas dependiendo del contexto. Por ejemplo, ¿cómo cambia la percepción del vacío en un entorno más caótico o en espacios de transición abrupta? Además, aunque el análisis de la luz es relevante, se podría profundizar en cómo esta no solo transforma la experiencia espiritual, sino también la percepción material del espacio en lo cotidiano.
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