El cuerpo y el espacio dentro de la percepción en la arquitectura contemporánea
La arquitectura va más allá de la materialidad o sus formas, esta se asocia directamente con la percepción del espacio a través del cuerpo. En la actualidad, a pesar de que esta relación entre el ser humano y el entorno construido se ha estado en discusiones en el área de la arquitectura por cerca de un siglo, continúa siendo un tema opacado por intereses técnicos o económicos; a pesar de ser esta relación la que dota de singularidad a un proyecto. Algunos arquitectos como Alberto Pérez Gómez y David Leatherbarrow han explorado la percepción, como un elemento importante para la experiencia sensorial que construye el espacio. El cuerpo actúa como protagonista en la comprensión del entorno, estableciendo una interacción constante con la forma, la luz y la materia.
La percepción en la arquitectura no se remite únicamente a la parte visual; está también implica un conjunto de sensaciones que abarcan todo el cuerpo y sus sentidos. La arquitectura se experimenta a través de capas topológicas, en donde la orientación y la fenomenología desempeñan un papel de vital importancia. Estas capas no solo afectan la manera en que se entiende un espacio, sino que también determinan su impacto en el ser humano que se adentra en el espacio. Los arquitectos, al trabajar en especial la capa topológica, corremos el riesgo de perder experiencias sensoriales que aportan a la interacción con el entorno si se exagera la condición visual en un proyecto.
Algunos ejemplos artísticos podrían ser la obra de James Turrell y Olafur Eliasson . El primero trabaja con la luz y el color para alterar la referencia del horizonte; como se demuestra en el Roden Crater, el cual es una intervención hecha en un cráter volcánico ubicado en Arizona. En él, la luz natural es manipulada para transformar la sensación del espacio, lo que genera una experiencia inmersiva que trasciende los límites del espacio físico, involucrando no solo la vista, sino también otros sentidos que posee el cuerpo. Turrell logra que el espectador no solo se enfoque en el entorno, sino que lo sienta, lo experimente y lo habite de una manera completamente distinta a la convencional. En el caso de Olafur Eliasson, con su obra Atardecer eterno que evoca fenómenos atmosféricos como la lluvia y la luz en el horizonte generar nuevas experiencias espaciales. Sería interesante lograr traer ese tipo de experiencias a la arquitectura, y como herramienta tal vez funcionaría una mezcla entre lo tangible e intangible, como la Estrategia del alquimista que se mencionó en clase, donde la luz es transformada en piedra, agua o vapor. Esto lograría que la materialidad de la arquitectura fuera más dependiente de la percepción del observador.
De las clases me parece importante destacar como David Leatherbarrow la relación de la arquitectura y el paisaje, la relación topográfica con el humano más no con la forma de la tierra y la importancia de la huella humana como una huella de vida en el paisaje. También la idea de reinterpretar el horizonte como superficie, de David Chipperfield que se materializa en Isla de los Museos en Berlín, donde la restauración arquitectónica no solo rescata estructuras históricas, sino que también enfatiza la forma topológica de la topografía, dando cuenta de la relación humanos-tierra. Este proyecto muestra cómo la arquitectura puede ser también el resultado de la unión entre la historia, el cuerpo y el espacio.
Otro ejemplo podría ser el Museo Guggenheim de Bilbao de Frank Gehry. Este proyecto, gracias a la geometría orgánica y las superficies curvas, rompen con la rigidez que se venía implementado en la arquitectura moderna y crea una experiencia espacial que desafía la percepción de las personas al no tener un recorrido lineal, si ni uno que se encuentra pensado para estimular la interacción del visitante con los diferentes espacios del edificio, creando así una sensación de constante cambio. Además, la manera en que la luz se refleja en el revestimiento aporta a la percepción de dinamismo del edificio, estableciendo una conexión entre el cuerpo, el espacio y la materialidad del proyecto.
Para finalizar, podríamos decir que en la arquitectura contemporánea se necesita una comprensión más profunda de la relación entre el cuerpo y el espacio. La percepción ya no se debe limitar meramente a lo visual, sino que debe involucrar una experiencia multisensorial donde la luz, la materia y la topografía puedan generar espacios únicos. Los ejemplos de obras artísticas y proyectos arquitectónicos antes mencionados dan cuenta de cómo la arquitectura puede trascender lo material para convertirse en una experiencia significativa. Así la arquitectura dejaría de ser un simple contenedor de actividades y pasaría a convertirse en un medio que da forma a la manera en que percibimos y habitamos el mundo.
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