El exterior como base del habitar arquitectónico


La arquitectura ha sido tradicionalmente concebida como una respuesta al habitar humano, centrada en la creación de espacios que protegen y delimitan la vida cotidiana, el fuego, sin embargo, la comprensión del espacio arquitectónico se ha ampliado teoricamente desde la filosofia incluyendo conceptos subjetivos a un tema que desde un punto de vista superficial puede parecer completamente objetivo y puntual, trascendiendo el concepto de refugio para incluir una relacioón profunda con el entorno exterior. Este dialogo entre arquitectura y paisaje evidencia que el exterior no es solo un marco contextual, sino la base esencial para definir el habitar.

La influencia del exterior en el pensamiento arquitectónico tiene raíces filosóficas profundas. Heidegger, en Construir, Habitar, Pensar, planteaba que habitar es, antes que nada, "estar en el mundo", una relación que va más allá de las estructuras físicas y que implica una fusión con el entorno natural y cultural. La topografía, el clima, la luz y las dinámicas del paisaje actúan como elementos configuradores que moldean las decisiones arquitectónicas de acuerdo a lo que se quiera lograr, la percepción subjetiva y el enfoque del proyecto desde su estructura para conectarlo con el exterior desarrollando su esencia misma desde el afuera compartido con el interior humano, no existe un espacio habitado sin un exterior.

Complementando lo anterior Schmarsow, por su parte, sostenía que el espacio arquitectónico nace de la percepción y el movimiento corporal en relación con su entorno. Esta percepción corporal refuerza la idea de que el exterior no solo condiciona la forma y la función de la arquitectura, sino que también influye en su esencia sensorial y fenomenológica.

La relación corporal entre el espacio arquitectónico y el exterior se desarrolla subjetivamente, en donde el exterior actúa como una fuente de desarrollo para lo construido, una base existente con la cual el arquitecto debe dialogar e intencionar lo habitado, no como un condicionante, alimentando así a la percepción y esencia arquitectónica desde el habitar, es así como estas partes, interior y corporalidad se desarrollan sobre el exterior, relacionándose con el mismo dando paso al habitar.

En la contemporaneidad, es esencial comprender el exterior y sus diversos aspectos tangibles, como el paisaje, el entorno urbano o rural, así como las condiciones climáticas y topográficas. Estos elementos constituyen la base para llevar el acto de habitar a una dimensión subjetiva, en la que la corporalidad y la experiencia se convierten en la esencia del proyecto. Es en este punto donde el interior y el exterior comienzan a dialogar y relacionarse, en torno a la arquitectura y su esencia en el habitar.

A lo largo de la historia se ha desarrollado una exploración entre el interior y el exterior, difuminando los límites entre ambos términos, interceptando ambos en el experiencia espacial, conteniendo el exterior, bajo esta idea surgen proyectos como la casa Farnsworth de Mies Van der Rohe, uno de los más conocidos de la arquitectura moderna en donde los límites se difuminan por medio de la materialidad desarrollando desde el interior una conexión directa con el bosque, el bosque ingresa en la casa, sin embargo esta no pierde la noción de espacio contenido y habitabilidad.

Un ejemplo contemporáneo de esta relación entre arquitectura y entorno es el Hotel Tierra Patagonia, diseñado por la arquitecta Cazú Zegers en Chile. Este proyecto no solo aprovecha las impresionantes vistas del paisaje patagónico, sino que también dialoga con el viento y la geografía circundante. A través de transparencias, materiales naturales y una forma sinuosa que parece emerger del terreno, la arquitectura permite que el exterior ingrese al proyecto, integrando el entorno de manera armónica y enriqueciendo la experiencia del habitar, es así como este proyecto nace y es guiado desde el exterior, dialogando con el viento, la luz y los horizontes planteándose no solo como un refugio si no una extensión del entorno, conviviendo y habitando la naturaleza.

De esta forma la relación entre interior y exterior se sigue explorando, como el afuera influye con el hecho arquitectónico es un tema que evoluciona no solo desde un enfoque de función y forma, sino como una experiencia física y sensorial, un diálogo entre el adentro y afuera que construye la esencia de la arquitectura junto con el cuerpo humano como observador de estas interacciones espaciales, la arquitectura como ciencia que responde a necesidades físicas pasa a desarrollar experiencias profundas y complejas involucrando los sentidos para transformar y conectar espacios. En este sentido, no debe imponerse sobre la naturaleza, sino trabajar en conjunto con ella, permitiendo que su esencia se exprese en la arquitectura de manera orgánica y sostenible, asegurando una convivencia respetuosa y armónica entre lo construido y el entorno natural.

.


Hotel Tierra Patagonia - Parque Nacional Torres del Paine - Chile (2011)
Cazú Zegers

Comentarios

  1. El contenido del texto es muy enriquecedor, en el sentido de que toma un tema complejo y relevante para la arquitectura como lo es la relación con el entorno, estableciendo elementos puntuales como la casa Farnsworth de Mies Van der Rohe, donde el proyecto se desenvuelve completamente en su paisaje exterior. Me parece interesante que relacione algo que, en primera instancia se aborda desde una visión técnica y funcionalista en términos arquitectónicos, y añada un enfoque más filosófico y teórico, apoyándose de los aportes de Heidegger y Schmarsow, quienes toman esta concepción como una experiencia corpórea.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

ANÁLISIS CASA - ESTUDIO LUIS BARRAGÁN

CASA - ESTUDIO, LUIS BARRAGAN, ANÁLISIS DESDE LA COMPOSICIÓN. UN ESPACIO DE REFLEXIÓN Y MODERNIDAD

Experiencia sensorial y corporalidad en la arquitectura