La Percepción, El cuerpo y La Interacción con el Entorno
Universidad Nacional De Colombia
Laura Daniela López Valderrama
2024-2s
Como una manifestación sensible del espacio, la luz y la
materialidad la Capilla de Ronchamp (Notre-Dame du Haut) de Le Corbusier es un
edificio que trasciende la funcionalidad, haciendo de la experiencia de la percepción del espacio arquitectónico un
fenómeno vivido que trasciende los límites de un ejercicio meramente racional.
Esto la convierte en un ejemplo ideal para abordar la postura del pensamiento
fenomenológico desarrollado por Maurice Merleau-Ponty, en el que la visión no
es un simple acto de apreciación objetiva, sino una experiencia encarnada en la
que el cuerpo y el entorno se entrelazan.
Tomado de: archdaily.co
La percepción encarnada y el espacio arquitectónico
Merleau-Ponty critica la concepción cartesiana del mundo
como un conjunto de objetos independientes del sujeto que los percibe. En su
lugar, propone que la percepción es un proceso encarnado en el que el cuerpo no
es un simple receptor pasivo, sino un mediador activo entre el mundo y la
conciencia. En la arquitectura, esta idea se traduce en la comprensión del
espacio no como un contenedor geométrico abstracto, sino como un campo de
experiencia que cobra sentido a través del cuerpo que lo habita.
La Capilla de Ronchamp ilustra esta idea mediante su
configuración espacial, que invita a una experiencia de descubrimiento y
exploración. Su acceso no es frontal ni simétrico, sino que exige un recorrido
en el que el cuerpo es guiado a través de curvas y cambios de perspectiva. De
esta manera, el edificio no se presenta de inmediato como un objeto fijo, sino
como un espacio en constante revelación a medida que el visitante se mueve.
Tomado de:
https://co.pinterest.com/msviridova_/
La luz y la visibilidad fenomenológica
La Capilla de Ronchamp utiliza la luz como un elemento
arquitectónico que construye la percepción del espacio.
Le Corbusier diseñó la capilla con pequeñas aperturas
irregulares en los muros, que permiten la entrada de la luz de manera
fragmentada y cambiante. Esto genera un ambiente en el que la percepción de la
espacialidad está en constante transformación. Así como en el texto El ojo y
el espíritu, uno de los aspectos más
significativos es la idea de que la visión no es un acto puramente óptico, sino
un fenómeno que involucra la relación entre la luz, la materialidad y la
experiencia del sujeto, en la capilla, dependiendo de la posición del cuerpo y de la
variación lumínica a lo largo del día, se genera una atmosfera en estado
dinámico permanentemente. ”La visión no es la captación de una realidad estática,
sino un proceso dinámico en el que el cuerpo y el entorno participan
activamente”- Merleau-Ponty
Tomado de: https://www.fishbrook.com/ y https://www.trolleystudio.co.uk/
Materialidad y sentido del lugar
La materialidad en la percepción es un aspecto trascendental
ya que los objetos y espacios no se reducen a su forma visible, sino que
también son experimentados a través del tacto y la interacción corporal. En
Ronchamp, los muros gruesos de hormigón texturizado y la cubierta curva generan
una sensación de solidez y protección que trasciende la simple funcionalidad de
un refugio.
A diferencia de los edificios modernos ortogonales y
transparentes de Le Corbusier, en Ronchamp el material y la forma evocan una
relación primitiva con la arquitectura, más cercana a las cuevas o a los
espacios rituales antiguos. Esta cualidad háptica refuerza la idea de que la
percepción arquitectónica no es solo visual, sino que involucra todos los
sentidos.
Tomado de:
https://www.flickr.com/
El espacio compartido y la experiencia colectiva
Merleau-Ponty también subraya que la percepción no es un
acto solitario, sino que está inscrita en un contexto social. La arquitectura,
en este sentido, no solo configura el espacio físico, sino que también modela
la manera en que los cuerpos se relacionan entre sí.
La Capilla de Ronchamp no es un templo convencional con una
organización axial que dirige la mirada hacia un punto central, sino que su
espacialidad permite una relación más libre entre los individuos. El espacio
interior, con sus variaciones de altura y su juego de luces, genera una
atmósfera que propicia tanto la introspección como la experiencia colectiva. La
capilla no solo se habita, sino que se construye constantemente a través de la
interacción de los cuerpos que la ocupan.
La arquitectura no es solo una cuestión de formas y
funciones, sino un medio a través del cual se revela el mundo en su carácter
sensible y fenoménico. La Capilla de Ronchamp nos recuerda que el espacio
arquitectónico no es solo algo que ocupamos, sino algo que experimentamos y
construimos con nuestra presencia. En este sentido, el diálogo entre
Merleau-Ponty y Le Corbusier nos ofrece una comprensión más profunda del papel
de la arquitectura en nuestra percepción del mundo.
Tomado de:
https://arquitravel.com/property/capilla-notre-dame-du-haut/
El texto me parece un análisis muy interesante y bien estructurado sobre la Capilla de Ronchamp y su relación con la fenomenología de Merleau-Ponty. Me gusta cómo aborda la experiencia del espacio desde una perspectiva más sensorial y no solo racional, porque muchas veces la arquitectura se estudia solo desde su funcionalidad y composición formal, dejando de lado cómo realmente se vive un edificio.
ResponderEliminarLo que más me gustó es la manera en que el texto describe la luz y la materialidad de la capilla. Es cierto que la luz en Ronchamp no es solo un recurso técnico, sino un elemento cambiante que transforma el espacio y la percepción del visitante. Me pareció muy acertado relacionarlo con la idea de que la visión no es un acto estático, sino un proceso dinámico en el que el cuerpo participa activamente.