Maurice Merleau-Ponty - El ojo y el espíritu


En El ojo y el espíritu, Maurice Merleau-Ponty analiza la relación entre la percepción, el cuerpo y el espacio, cuestionando la forma en que la ciencia clásica reduce la experiencia a modelos abstractos. Argumenta que la visión no es una simple captación de imágenes, sino un proceso en el que el cuerpo juega un papel activo, estableciendo una relación dinámica con su entorno. Desde esta perspectiva, la pintura se convierte en un medio privilegiado para revelar esta interacción, ya que el pintor no solo reproduce el mundo visible, sino que lo reinterpreta a través de su corporeidad. Merleau-Ponty enfatiza que la visión implica una participación del cuerpo en el mundo, una interacción constante que hace que el espacio cobre significado a partir de la experiencia vivida.



Análisis:

La concepción de Merleau-Ponty sobre la experiencia espacial tiene una fuerte relación con la Villa Müller de Adolf Loos. En esta obra, la organización del espacio a través del Raumplan desafía la idea tradicional de niveles fijos, proponiendo en su lugar una serie de volúmenes interconectados que solo se comprenden plenamente a través del movimiento del habitante. Este planteamiento resuena con la fenomenología, ya que el espacio no se percibe como una estructura fija, sino como un continuo que se despliega a medida que el cuerpo se desplaza. En la Villa Müller, el espacio es una secuencia de experiencias y percepciones, donde cada habitación se relaciona de manera distinta con el usuario, intensificando su conciencia del entorno.



Ejemplo arquitectónico:

La Villa Müller ilustra la idea de que el espacio arquitectónico debe ser experimentado a través del cuerpo. La organización espacial no solo es un ejercicio compositivo, sino que construye una narrativa sensorial para el usuario. A medida que uno se desplaza por la vivienda, la relación entre los volúmenes genera cambios en la percepción del espacio. Los techos de diferentes alturas, las transiciones entre estancias sin necesidad de puertas y los niveles sutilmente diferenciados crean una sensación de continuidad que evita la segmentación rígida.

Loos diseña la Villa Müller de manera que el recorrido del usuario nunca sea lineal ni predecible. Cada espacio está cuidadosamente articulado para proporcionar diferentes grados de apertura, altura y conexión visual con el resto de la casa. El habitante, al moverse, descubre la arquitectura como un fenómeno dinámico, donde las proporciones y la iluminación cambian dependiendo del ángulo de visión y la posición del cuerpo en el espacio. Esto refuerza la idea de que la percepción espacial no es un proceso meramente visual, sino un acto que involucra el movimiento, la memoria y la interacción con los elementos físicos del entorno.

Además, el uso de materiales en la Villa Müller acentúa esta relación fenomenológica con el espacio. Los acabados interiores varían entre mármol, madera y estuco, cada uno generando una sensación distinta al tacto y modulando la acústica dentro de la casa. La diferencia en texturas refuerza la percepción del espacio como algo que se siente y no solo se observa. La presencia de ventanas estratégicamente ubicadas introduce luz de manera calculada, creando contrastes lumínicos que resaltan la tridimensionalidad de los volúmenes y la profundidad de los espacios.

El Raumplan no solo es un concepto espacial, sino que es una estrategia que obliga al usuario a interactuar activamente con la arquitectura. La secuencia de habitaciones y la manera en que están interconectadas desafían la noción de una jerarquía espacial predefinida, haciendo que cada recorrido dentro de la casa sea una nueva experiencia de exploración y descubrimiento. En este sentido, la Villa Müller puede ser entendida como una manifestación de la fenomenología de Merleau-Ponty, donde el cuerpo y el espacio no son entidades separadas, sino que se configuran mutuamente a través de la experiencia.




Conclusión:

El pensamiento de Merleau-Ponty permite entender la arquitectura más allá de su función material, destacando su relación con la experiencia humana. La Villa Müller es una manifestación arquitectónica de esta idea, demostrando que el espacio no es un contenedor estático, sino un medio en el que el cuerpo interactúa activamente con su entorno. La arquitectura, entonces, deja de ser un objeto pasivo para convertirse en un proceso en el que el usuario construye su propia comprensión del espacio mediante su interacción corporal.

A través del Raumplan, Loos logra una arquitectura que no es simplemente observada, sino vivida. La manera en que la vivienda responde a la percepción del usuario resuena con la idea de que el espacio arquitectónico solo adquiere significado en la medida en que es experimentado. Así, la Villa Müller se convierte en un testimonio de la interacción entre el cuerpo, la memoria y el entorno, recordándonos que la arquitectura no es solo una composición de formas, sino un fenómeno vivido y sentido.


Blibliografias

https://adolfloos.cz/en/villa-muller

Comentarios

  1. La relación entre las ideas de Merlau-Ponty y la casa Muller tiene mucha coherencia ya que ambas se aferran a la experiencia humana. Ese énfasis se ejemplifica claramente en este texto, donde el cuerpo es el protagonista del espacio y le da significado más allá del aspecto funcional, y en la casa Muller toma un enfoque muy visual, donde cada área está pensada para una actividad o miembro de la familia en específico.

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