SIZA Y OTEIZA. ENTRE LA ARQUITECTURA Y LA ESCULTURA


SIZA Y OTEIZA. ENTRE LA ARQUITECTURA Y LA ESCULTURA


Juan Gilberto Moreno Buitrago 

Crítica de la Arquitectura. 2024-II


Imagen tomada de: arqa.editorial@gmail.com. (2018, February 28). Iglesia Saint-Jacques-de-la-Lande – ARQA. ARQA. https://arqa.com/arquitectura/iglesia-saint-jacques-de-la-lande.html



 La arquitectura entre los muchos significados que tiene es la forma de hacer un objeto para habitar, un objeto de carácter funcional que evoque algún tipo de emoción en sintonía con su función, buscando establecer unas relaciones contextuales, programáticas, funcionales y humanas dentro de un sitio al que prontamente se llamará lugar. Es esto el valor inherente de la arquitectura y su traducción en el edificio como objeto y fin por si mismo. Por otra parte, la escultura en su definición más popular es la materialización de una "emoción" "intención" de un artista con el fin de evocar una "emoción" "intención" a un espectador, puede ser la misma del autor o una diametralmente opuesta, o en el caso más extremo, ninguna. 

La gran diferencia es precisamente la cualidad habitable, el edificio se habita, la escultura no (dentro de las categorías más ontológicas de las disciplinas) Pero ¿Qué pasa cuando ambos oficios toman del otro y cruzan el límite de sus propios objetivos?


Imagen tomada: de Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía. (n.d.-a). Jorge Oteiza - Apertura lenta. Museo Nacional Centro De Arte Reina Sofía. https://www.museoreinasofia.es/coleccion/obra/apertura-lenta



La obra de Álvaro Siza demuestra la “esculturización conveniente” del edificio sin perder los límites propios de la arquitectura, conservando las relaciones contextuales, el programa, la funcionalidad y la relación con los límites del hombre, horizontales y verticales. Al hablar de “Esculturización conveniente” primero es pertienente recordar que el edificio traduce una serie de condiciones previas dadas por el sitio, el encargo, el programa, la normativa, las condiciones urbanas con las que coexiste, entre otras; es por tanto que al hablar de conveniencia, se habla de la cualidad formal y la localización de las obras de Álvaro Siza, en sitios sin medianeras, abiertos, que le permiten desarrollar esa arquitectura escultural digna de su obra, traducida en las cualidades formales y funcionales de los edificios a través de volúmenes contínuos, limpios de ornamento y estereotómicos en relación a la forma, la luz, la sombra y la penumbra.

La obra de Jorge de Oteiza parte de una concepción escultural fundamentada en la reducción y la falta de ornamento, la constante duda entre si la escultura es un volúmen sustraído o un elemento ensamblado, la paradoja de la estereotomía tectónica, del vacio como elemento que ordena o del lleno que propicia el vacío, de la cualidad más perfecta de la escultura y es la cualidad de la anómalo, de lo único y diferente, de la falta de reglas más allá de las del propio autor, lo que lleva a preguntar ¿Si la obra de Siza se traduce a la escultura, la obra de Oteiza puede hacerse a la arquitectura? Teniendo en cuenta que los límites de Álvaro Siza en relación al contexto son tan similares como los de Oteiza a su propia obra.


Imagen tomada de: Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía. (n.d.). Jorge Oteiza - Caja vacía. Museo Nacional Centro De Arte Reina Sofía. https://www.museoreinasofia.es/coleccion/obra/caja-vacia


Las preocupaciones entre el vacío, el lleno, la simplicidad, la austeridad, la luz y la sombra son temas posiblemente similares entre la obra de Álvaro Siza y Jorge de Oteiza. Pero queda la pregunta más importante ¿Las preocupaciones filosóficas que llevaron a sus obras son las mismas?

Imagen tomada deRusso, C. (2016, February 2). Auditorio Público en Llinás del Vallés, Barcelona – ARQA. ARQA. https://arqa.com/arquitectura/public-auditorium-in-llinars-del-valles-barcelona.html





Comentarios

  1. Se examina la intersección entre arquitectura y escultura en las obras de Álvaro Siza y Jorge de Oteiza. Se sugiere que la arquitectura incide en emociones funcionales y establecer relaciones contextuales, mientras que la escultura materializa emociones o intenciones con fines expresivos. Siza "esculturiza" edificios sin comprometer la funcionalidad arquitectónica, mientras que Oteiza desafía los límites escultóricos a través de la reducción y la paradoja. Ambos comparten preocupaciones por el vacío, la luz y la sombra, aunque sus motivaciones difieren.

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