TALIESIN WEST: el cuerpo como agente activo que construye el espacio - Jose Fernando Quintero

 El cuerpo y el espacio físico son medios que usamos para comprender la experiencia de habitar. El cuerpo no es simplemente un ocupante del espacio, sino un agente activo que lo construye, lo interpreta y, en última instancia, le da significado. Esta idea, explorada por filósofos como Heidegger y artistas como Chillida, revela que el espacio no es un mero vacío, sino algo que se manifiesta a través de las cosas que lo constituyen.

Heidegger plantea que el habitar es el rasgo fundamental del ser humano, lo que implica que la relación con el espacio trasciende la mera ocupación funcional. Construir, entonces, no es solo un acto técnico, sino una expresión de la necesidad intrínseca de habitar, un acto de cuidado y atención que da forma al mundo habitado. Desde esta perspectiva, la arquitectura no se limita a erigir estructuras físicas, sino que crea espacios significativos que permiten a las personas arraigarse en su entorno y conectar con algo más profundo.

La arquitectura, por lo tanto, no debe ser entendida como el arte de construir estructuras vacías, sino como una práctica fenomenológica que carga los espacios de experiencias que permiten al ser humano conectarse con la dimensión existencial. El cuerpo, en este sentido, se convierte en el elemento mediante el cual se comprende y significa el espacio. La relación entre cuerpo y espacio trasciende lo meramente geométrico para convertirse en una experiencia existencial, donde cada movimiento, cada percepción, cada encuentro corporal genera nuevas lecturas y sentidos.

Taliesin Oeste, la casa-estudio de Frank Lloyd Wright en Arizona, es un ejemplo de esta relación simbiótica entre el cuerpo y el espacio. Construida en el desierto de Sonora, Taliesin Oeste evoca las antiguas construcciones de la gente del lugar, utilizando materiales locales como rocas y arena. Wright resuelve la adecuación al clima de forma pasiva, mediante aleros, muros ciegos, pilares orientados como parasoles y cerramientos transparentes protegidos por aleros.

La estructura de Taliesin Oeste, inspirada en los campamentos nómadas del desierto, se integra con el entorno, creando una sensación de armonía y pertenencia. Wright utiliza lonas tensadas para cubrir el techo, atenuando la abundante luz natural y creando un ambiente de confort. Además, construye estanques en relación con los vientos dominantes para humectar el aire circundante.

Los espacios en Taliesin Oeste se organizan en diferentes distancias y ángulos, unidos por terrazas, jardines, piscinas y escaleras. Coexisten espacios necesarios para la vivienda, como dormitorios, con una sala de diseño y taller. Esta diversidad espacial permite a los habitantes experimentar el espacio de múltiples maneras, generando una experiencia sensorial y reflexiva.

La materialidad de Taliesin Oeste también juega un papel importante en la relación entre el cuerpo y el espacio. Las paredes de piedra incrustadas en mampostería y los techos con vigas de secuoya cubiertas con lona crean una sensación de calidez y conexión con la naturaleza. La luz natural que se filtra a través de las lonas y los cerramientos transparentes crea un ambiente dinámico y cambiante, invitando a los habitantes a moverse y experimentar el espacio.

Taliesin Oeste es un ejemplo de cómo la arquitectura puede crear un diálogo continuo entre el ser humano y su entorno. Wright no solo construye un edificio funcional, sino que crea un espacio que conecta emocionalmente con quienes lo habitan, permitiendo que el cuerpo se convierta en el mediador entre el horizonte interior y el horizonte exterior. La escala, la materialidad y la organización espacial de Taliesin Oeste generan una experiencia existencial profunda, donde el habitar se convierte en un arte.

Así como artistas como Chillida utilizaba el hierro para crear esculturas que dialogan con el paisaje, Wright utiliza los materiales del desierto para crear una arquitectura que se integra con su entorno. Ambos artistas, a través de sus obras, nos invitan a reflexionar sobre la importancia de la relación entre el cuerpo y el espacio, recordándonos que la arquitectura no es solo construcción, sino también experiencia, sensación y conexión.


José Fernando Quintero Jaimes, Crítica de la arquitectura, 2024-2






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